En el resto de la Península Ibérica, el corte de troncos está relacionada con el arrastre de piedra. Para llevar las piedras desde las canteras o lugares de origen hasta el lugar de culto o templo, los antiguos tenían que ayudarse de cuerdas, troncos y arena. Todavía hoy, nadie sabe exactamente cómo lograron sortear algunos obstáculos. Pero sí sabemos que fue una actividad estable durante muchos años. En aquella época los troncos eran en sí mismos una herramienta de trabajo.
En el País Vasco, no existe una Edad de Piedra sino una Edad Totémica en la que el tronco es convertido en un animal o divinidad sagrada. Cortar el tronco supone eliminar un tótem de otra tribu o clan.
El corte de troncos con sierra nace en la Edad de Hierro. Las primeras serrerías se instalan junto a cauces de los ríos para aprovechar la fuerza hidraúlica. Teóricamente estas serrerías tendrían que estar situadas cerca de donde hoy día están las empresas madereras o fabricantes vascos de muebles. Una serrería consistía básicamente en una serie de ruedas dentadas que a través de unos mecanismos hacían mover finalmente una sierra metálica.
Este deporte expresa el rápido y profundo cambio de la sociedad vasca con el establecimiento del catolicismo. Las ideas, creencias y dioses ancestrales son cercenados con inusitada rapidez.
Este deporte está vinculado a la propagación del Cristianismo y el final, cierto o falso, del politeísmo vasco.
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