martes, 17 de mayo de 2011

Pelota vasca, cesta punta


La cultura totémica incorpora múltiples juegos y posiblemente existían alrededor de las construcciones piramidales más grandes, lugares de reunión donde se jugaba con pelotas hechas de cuerdas, cuero y otros productos naturales. Eran los antiguos santuarios, lugar al que acudían los vascos para adorar y hacer ofrendas a los dioses.

El juego inicialmente consistía en hacer pasar la pelota por un hueco horadado en un bloque de piedra situado a cierta altura sobre el suelo. Posiblemente este deporte se practicaba montando caballos al trote o al galope.

En el Imperio Azteca, la pelota, dicen, atravesaba un aro. El hecho de construir pirámides escalonadas no quiere decir que no construyeran muros de separación a modo de murallas defensivas. Actualmente todas las iglesias cuentan con un muro perimetral de baja altura, adornado con grandes bolas de piedra. Con el paso del tiempo, la costumbre de acertar e introducir la pelota dentro del hueco pasa a devolver la bola con la mano abierta o utilizar una herramienta curva donde se recoge y se devuelve.

El hueco que atravesaba la pelota está relacionado con la competición de barrenadores. Inicialmente no se realizaba un hueco en medio de un bloque de piedra sino que se horadaban dos semicircunferencias en dos bloques de piedra que después se unían.


Si damos por cierto que existe una similitud entre la cultura totémica piramidal vasca y la cultura azteca, inca o maya podremos afirmar que el deporte de la pelota vasca enraiza con la astronomía, la física o las matemáticas. El ángulo de las paredes del recinto donde se juega se relaciona con el teorema de Tales, el dibujo técnico y la delineación. La devolución de la pelota entronca con la trigonometría y la repetición del suceso con variaciones cíclicas anuales, estaciones y rotación terrestre alrededor del sol.

Las apuestas están relacionadas con el politeísmo. La existencia de varios dioses produce incertidumbre sobre el futuro. Con respecto a este deporte, llama la atención las herramientas con las que se practica, la pala y la cesta. A primera vista, la cesta nos recuerda un pico de un águila y la pala primitiva tiene forma de pluma o de cabeza de esta rapaz. El mango de la pala fue, posiblemente, un añadido posterior. Estas dos herramientas relacionan este deporte con pueblos ibéricos adoradores de tótems como el águila imperial y danzas vascas tribales convertidas en deporte. En el centro peninsular ocurre lo contrario, algunos deportes y juegos rurales tienen objetos de claro origen vasco.

El deporte vasco nos habla, en algunos casos, de las formas en las que el vasco ha sobrevivido en circunstancias adversas. Un origen autóctono sin influencias ibéricas nos lleva a pensar en la existencia de águilas vascas extinguidas, la época de dominio vasco en el Norte peninsular y antiguas danzas de guerra tribales.



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